BATANIA

BATANIA
(ese muchacho de Lauros que quiere ser poeta)

jueves, 3 de junio de 2010

La despedida neorrabiosa

El 29 de mayo de 2010 envié el siguiente mensaje sms a mis colegas:
'Esta noche hay un recital de un poeta acojonante. Batania. A las 21h en el Buko. Te hace? Dani'
Y allí aparecimos una hora antes del comienzo del recital cuatro colegas. Enrique, José Carlos, Javi y yo. De gin tónic en gin tónic nos dieron las nueve y media de hambre cavernícola y mareo inglés.

El primer triunfo de la noche, cuando decidimos llevarnos la pizza al Buko y tomárnosla entre trago y trago de copa.
El recital noerrabioso fue como sospechábamos. Alucinante. Maldito Batania. Ya te ganaré, ya...
Pero eso no es lo que quería contaros. Al final del recital, Batania, autoeditado y fotocopiado en camisetas nos hizo neorrabiosos a todos los presentes con esa generosidad a la que nos tiene acostumbrados. Tres negras para mis amigos. Una roja para mí, que me la dio la mismísima Iratxe (ay, me da no sé qué escribir ese nombre). Batania se negó a firmarme un ejemplar para amada amante. Ya me vengaré. El muy maldito.
Y con los cuadernillos en mano, y las camisetas en pecho, salimos haciendo eses hacia el garaje sónico. Dulce elixir la ginebra es, y la olvidado gramática he.

Segundo triunfo de la noche, salir todos con el uniforme neorrabioso. Aunque fuera haciendo eses. O gracias a las eses. dodecafónicos como íbamos, unas francesitas tuvieron que aguantar los embites de mis más plurales (que por si no te habías enterado es una forma de decir que iban borrachos como cubas) mientras yo, poeta danilactiano por los suelos celestiales, les silbaba al oido 'ne les écoutez pas, il son des cons'.
Y se reían, las pobres. Qué miraquelindas.
Nos cerraron el garaje sónico, vencidos ellos, victoriosos y translúcidos nosotros.

Tercer triunfo de la noche. Salir en el momento adecuado, con la chispa adecuada, la lengua de trapo, y la camiseta a juego. Brillantes. Unas mozas tuvieron la desgracia de reírse de alguna de nuestras ocurrencias, y como tiburones que han olido la sangre nos pusimos a darles palique.

Pajarilla: ¿Qué es eso de neorrabioso?
Danilac: Una marca de champú
Javi: No la tomes el pelo hombre, estamos despidiendo al chaval que se nos casa.
Como tenía la camiseta roja, y ellos negra, como todas eran neorrabiosas, y como íbamos como cubas -maldita sea, se nos notaba- coló perfectamente.
Pajarilla: ¡No me digas!
Danilac (con media sonrisa de lado, no sé si de la parálisis facial de la ginebra, o de intentar no descojonarme): Pues ya ves. Me han atrapado.
Pajarilla: Ay, ¡pero qué guay! ¿Cómo se llama ella?
Javi: Elena.
Danilac: Eso es, Elena.
Pajarilla: Qué bonito que os caséis, me parece genial, ya no quedan muchos que se casen. La gente se junta y punto. Bah, eso se ha perdido... Y ¿dónde os casáis?
Danilac (más lento que el caballo del malo): En una iglesia.
Pajarilla: Ja, ja, ja, ya hombre, quiero decir, dónde está la iglesia.
Danilac: ¡Ah! En Alcalá de Henares... (invéntate algo rápido... Joder, mi amigo Rafa ya habría dicho un nombre...) San Rafael se llama.
Pajarilla: Ah, sí. ¡Creo que la conozco!
Danilac & Javi: ¿?¿?¿?¿??¿?¿¿?? O_o
Pajarilla: Es que estuve viviendo en Alcalá mucho tiempo...
Danilac: Ya... ¿Tú eres creyente?
Pajarilla: ¿Yo? ¡Qué va!
Danilac: Yo tampoco, lo hago por ella.
Pajarilla: Me parece genial.

Y me miró con esos ojos con una mezcla compasión, devoción, y sueños por cumplir, mientras yo bajaba la mirada ensoñada, y de paso le echaba un vistazo al escote. No llevaba sujetador.
Luego volvió José Carlos, un tío grandote, de metro ochenta y noventa kilos mínimo. Fumador y versado en las artes de la ingesta de alcoholes. Qué rico, me veía tan solito con la pajarilla que quiso hacerme compañía.

José Carlos: ¿Qué te parece genial?
Pajarilla: Que se case. No quedan mucho como él.
José Carlos: Yo también quiero casarme.
Pajarilla: ¿En serio?
José Carlos: En serio. Lo malo es que ella no lo sabe todavía.
Acto seguido se arrodilló, y muy serio le espetó un 'cásate conmigo, Inés'
Danilac: Irene, ha dicho que se llama Irene.

Entonces me pareció oír la voz en off de Miguel de la Cuadra Salcedo que decía emocionado 'El neorrabioso ha fallado su golpe. Pero no le importa, la derrota también es una victoria, y los gatos siempre caen sobre sus patas, aunque hayan errado el tiro.'

1 comentario: