BATANIA

BATANIA
(ese muchacho de Lauros que quiere ser poeta)

sábado, 2 de octubre de 2010

Hay que matar a Batania

Ayer, a la salida del recital de heterogén@s yo mismo le llamé a Giovanni Collazos grafitero, porque ví su cogote en las fotos colgadas del blog de Batania. Nos fuimos a cenar con poetas, y allí estaba Batania. No es que estuviera físicamente por allí, pero aunque la conversación fuera de los dolores amorosos de otros, la ruptura de Batania era de obligada referencia. Cuando hablábamos del último libro de tal, comentábamos que Batania lo había leído y le había parecido muy bueno. Batania y sus pintadas, Batania y su garaje, Batania y poesía sin papeles. Batania, Batania, Batania. Incluso llegué a oir 'Es que yo en eso soy muy Batania'. Textualmente.

Esto es grave, queridos amigos y admiradores de la obra neorrabiosa. Ya no podemos vivir sin Batania. Por eso hay que matarlo. Tenemos que eliminarlo de nuestras vidas de tal manera que cuando alguien pronuncia la palabra Batania, a nosotros nos suene a claxon. A U-hache-efe. Al Mentol del abuelo. ¿Batania? No, no me acuerdo. ¿El que hacía pintadas dices? ¿Pero ése no era Muelle?

Tenemos que matarlo, porque ya no existe lo demás. ¿Quién se acuerda de José Zúñiga? ¿De qué nos suena el nombre de Ana Rossetti? ¿Por qué ya no odiamos a Óscar Aguado? Maldito Batania, de pronunciar su nombre hemos olvidado lo grande que es el océano.
De modo que matémoslo. Reivindico con todas mis fuerzas otros nombres, otros apellidos. Yo quiero escribir como Bolo. Yo quiero ligar como Santiago tena. Yo quiero tentar como Paz Hernández. Yo quiero pintar como Bárbara Butragueño. Viva Ángel Petisme. Aupa Enrique Gracia Trinidad. Siempre Luna Miguel.
Pero nunca más neorrabioso.

Prefiero ser danilactiano.